El Crujido de Felipe Moncada Mijic
✎ por Julio Díaz Pérez / mayo 2023
Crujido fue un trabajo de seis años de maceración, sometido a cambios de frecuencia, poemas que se escribieron, se borronean, se re-escriben y trasvasijan para buscarse otra forma desde su propia sobreescritura, de verso a prosa y visce-verso, prorsa-versa, que en vista del paso acelerado de los días se hizo urgente cortar por el tronco mismo, para podarle las ramas principales y ordenarlas en un cajón, de manera similar le da su forma al libro nuestro autor, entiende que quizá solo así pueda terminarlo de una vez, alomejor en el tronco que quedó enterrado podría emerger otro árbol, y otros frutos.
El corpus del poemario está diseccionado en seis capítulos, seis maneras de entonar la catarsis y el problema del sujeto hablante, sin otro hilo conductor que la presencia del instante y el momento presente, el único tiempo que poseemos en verdad. A ratos es un Dejarse ir, como una caminata por el campo, de ahí el motivo gráfico que adorna la cubierta del libro, una apacheta, que son este conjunto de rocas apiladas al costado de un sendero que nos alumbran un bosquejo de dirección para no perderse y llegar a destino, aunque no necesariamente revela un camino propiamente tal. Además, cada una de las seis secciones del libro está acompañada por precisas ilustraciones realizadas por la artista Alejandra Lavín, a quien debemos agradecer la apariencia estética que posee el libro y que, como las apachetas, dan luces del espacio territorial por donde transita el poeta.
Por definición, Crujido es el ruido que se produce cuando uno o más cuerpos se friccionan o se rompen. El Crujido de Moncada son sus pasos en el suelo de una mediagua incrustada en plena cordillera de Vilches. También son las semillas que picotean los fíos cada mañana. Un tábano a punto de morir. O son las gastadas ramas del roble, que oscilan pendulares y peligrosas, acechando al caminante. Son termitas hambrientas, terremotos, el rugido del volcán, las ramas de un nido, el lamento de un tronco, gallinas picando el plumavit de una cabaña, y también son retroexcavadoras, taladro y motosierra, todos sobre un planeta cada vez más frágil y friccionado.
Una vez más el poeta nos da cuenta de su habilidad para el registro, la captura del instante y la irrupción de los sentidos, cosa que forma parte de la sustancia que seduce en su poesía. Captar el desastre ecológico desde su lado opuesto o, mejor, la cara que no vemos del desastre, de plagas que amenazan la cosecha, de erosión y sequía, deshielos y derrumbes, la modificación de los territorios y la culminación de un modelo depredador allí donde pensamos que sólo llegaban nuestros pies y algunas aves, esas son las fuerzas que se chocan y atraviesan en este Crujido de las cosas.
por Julio Díaz Pérez, Editorial Deriva. Mayo 2023.
Foto de Presentación de Crujido, Feria ENJAMBRE de Editoriales del Maule. Mayo 2023.